El robo que Kim Kardashian sufrió en París en 2016 sigue siendo uno de los incidentes más impactantes de la vida de la celebridad, y este martes, al testificar en un tribunal francés, rompió en llanto mientras recordaba los momentos de terror que vivió esa noche. La empresaria y estrella de la televisión detalló, entre lágrimas, cómo temió por su vida y creyó que sería violada y asesinada por los ladrones que irrumpieron en su suite de hotel durante la Semana de la Moda.
"Estaba segura de que ese era el momento en que él iba a violarme", confesó Kardashian, describiendo cómo uno de los ladrones la arrastró hacia él mientras solo llevaba puesto un albornoz. "Realmente pensé que iba a morir", agregó con la voz quebrada, en lo que fue un testimonio desgarrador ante el tribunal.
Este juicio ha cautivado la atención de Francia y ha abierto un debate mundial sobre la privacidad y los riesgos de la fama en la era de las redes sociales. Los ladrones, según las autoridades, habrían rastreado a Kardashian a través de sus publicaciones en Instagram, donde compartió imágenes de sus costosos accesorios y joyas. A lo largo del proceso judicial, dos de los acusados han admitido estar presentes en el robo, que les permitió sustraer más de 6 millones de dólares en joyas.
Simone Harouche, amiga de la infancia y estilista de Kardashian, también brindó su testimonio, revelando que escuchó a la estrella suplicar por su vida durante el ataque. "‘Tengo bebés y necesito vivir’", dijo Harouche que Kardashian repetía, pidiendo desesperadamente que se llevaran todo pero que la dejara con vida.
El robo no solo alteró la vida de Kardashian, sino que también dejó una huella profunda en su sentido de seguridad personal. Harouche, quien ha sido amiga de Kardashian desde los 12 años, expresó al tribunal cómo el trauma de esa noche cambió para siempre su amiga, quien ahora lleva un estilo de vida completamente diferente, más vigilado y restringido. "No puede ir sola, ya no va sola a los lugares. Perder tu sentido de libertad... es horrible", comentó.
En el tribunal, el juez principal, David De Pas, planteó la pregunta sobre si Kardashian había puesto en peligro su seguridad al mostrar públicamente sus valiosas joyas. A esto, Harouche respondió con firmeza: "No. Sólo porque una mujer use joyas, eso no la convierte en un objetivo. Eso es como decir que porque una mujer lleva una falda corta merece ser violada".
El juicio, que comenzó con la acusación de 12 sospechosos, ha avanzado con un número reducido de implicados debido a muertes y excusas por enfermedad. La mayoría de los acusados son hombres de avanzada edad, conocidos en Francia como "los abuelos ladrones" o les papys braqueurs, una banda criminal experta en robos altamente coordinados.
El caso de Kim Kardashian no solo ha sido un recordatorio de los peligros que enfrentan las celebridades, sino también un llamado de atención sobre los riesgos de la exposición constante en las redes sociales, un fenómeno que ha cambiado la dinámica de la fama moderna y sus consecuencias.
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